miércoles, 14 de mayo de 2008

LAS COSTUMBRES SAGRADAS EN LA CIUDAD (ensayo)


“Los colores aparecen, la realidad se torna un tanto inestable y el máximo encuentro con la pureza del ser mismo, hace del cuerpo el mejor recipiente que guarda la infinitud del espíritu. Una infinitud no comparable con la amplitud, sino con los ojos que a través de su mirada, se abren y abren la mente a un conocimiento profundo de la virtud humana.” Suma pinta, yagé mas allá de lo catártico -Ginna Ortega

La ciudad es el centro del desarrollo tecnológico en una sociedad. También es el lugar donde las costumbres y creencias de los grupos ajenos a ella sufren una serie de cambios, que en la mayoría de los casos no son convenientes ni para la ciudad como tal ni para las otras culturas. Es el caso del yagé, una bebida utilizada en importantes rituales por grupos indígenas de la zona amazónica de Colombia, Perú, Ecuador y Brasil. Actualmente en las principales ciudades colombianas se han venido presentando una serie de problemas con el consumo de esta bebida debido al mal manejo dado en el momento de la toma y a los fuertes efectos alucinógenos de esta. Es de vital importancia mostrar lo interesante que son las costumbres y creencias de los indígenas de nuestro país, la forma como nuestra sociedad a recibido sus enseñanzas y las ha manipulado hasta el punto de profanar lo sagrado para estos pueblos y convertirlo en algo tan corriente como lo es un negocio mas, y esto sin importar las consecuencias que este tipo de actos puedan tener en la sociedad.

El yagé es una “sustancia alucinógena que ha sido usada desde tiempos inmemoriales en las comunidades indígenas de Sur América con fines místicos, adivinatorios y religiosos”. Esta bebida resulta de la cocción de una serie de plantas nativas del amazonas, entre las que se distingue la ayahuasca o yagé, considerada como una planta sagrada y que es el principal componente del líquido, cabe aclarar que aunque esta planta tiene el mismo nombre del bebedizo, no es esta la que posee los componentes alucinógenos que caracterizan este brebaje. Cuando el yagé entra en el organismo, no tarda mucho tiempo en mezclarse con la sangre y, cuando esto sucede, su efecto no se puede detener hasta pasado el trance producido por estos. Los efectos del yagé varían en cada persona, pues hablamos de organismos diferentes. Los momentos que se presentan durante la toma del yagé se pueden generalizar en tres principales: la primera es la purga, en donde a través del vómito y la diarrea se busca producir una limpieza y desintoxicación del cuerpo y el alma. Seguido a esto viene la “pinta”, en la cual se presentan alucinaciones. Y se termina con un estado de bienestar que alcanza el individuo en los días posteriores a la toma.

Las motivaciones que llevan a las personas a consumir el yagé son muchas y varían dependiendo de los intereses. En general encontramos cuatro: Sanación, las personas acuden al yagé con la intención de curarse de alguna enfermedad ya sea física o mental. A nivel espiritual, el yagé también es visto como un camino para llegar a la purificación del alma y la unión con Dios. Muchos científicos y estudiosos ven en el yagé una forma de integrarse a las comunidades indígenas y de esta forma conocer más profundamente sus culturas. Y por ultimo encontramos a las personas curiosas que llegan a este ritual por historias que han escuchado y las cuales le generan la inquietud de saber si todo lo que se dice de este brebaje es verdadero.

“En la actualidad, esta sustancia empieza a salir de los contextos indígenas y se filtra en el contexto urbano, en donde se reviste de un significado y características propias”. El yagé llego a las ciudades colombianas por los procesos de expropiación de tierras que se dieron en el alto putumayo en los años 80-90, generando una emigración indígena hacia las ciudades. Y es aquí donde los indígenas comienzan a comercializar el yagé como una fuente de ingresos económicos. Además fue visto por los indígenas como una forma de ayudar a los habitantes de la ciudad que vieron se encontraban sumidos en el consumismo y alejados de la pachamama (madre tierra). Aunque el yagé si es una bebida alucinógena, la constitución de 1991 permite la existencia de una legalidad paralela para las comunidades indígenas.

El problema es la trascendencia que esta bebida ha llegado a tener fuera de la geografía indígena. Actualmente el yagé se ha vuelto tema de moda en las principales ciudades de Colombia y resulta muy común encontrar gran cantidad de artículos sobre el tema en los principales diarios nacionales como “El Tiempo” y “El país”. Este Boom del yagé ha despertado gran curiosidad en los habitantes de las ciudades, quienes comienzan a buscar la forma de realizar la toma y lo más cercano que encuentran al verdadero ritual son una serie de prácticas a nivel urbano. El problema con este tipo de tomas es que en un gran número de casos las personas que las realizan no están realmente capacitadas para esta labor. Otro problema clásico con el consumo urbano de yagé, es la alteración en la formula original de este, es decir, se agregan otro tipo de elementos alucinógenos ajenos al brebaje tradicional con el fin de hacer mas placentera la experiencia a la persona que la vive. El ritual del yagé debe ser practicado con respeto. Debe tenerse claro el objetivo por el cual se esta realizando, y este no debe ser simplemente experimentar sus efectos alucinógenos, pues esto cambia totalmente el sentido de la practica.

No es la primera vez que los conocimientos y creencias indígenas se ven distorsionadas y mal usadas en las ciudades. Ya hemos visto casos como el de la marihuana, el éxtasis y la coca, que actualmente están prohibidas en nuestro país y son objeto del narcotráfico y rechazo social. Además, el consumo de yagé en condiciones inapropiadas se considera riesgoso, pues aparte de los efectos fisiológicos este tiene unas repercusiones psicológicas y espirituales (exaltación de las facultades extrasensoriales, entre otras) que pueden traer complicaciones mas adelante. Se han visto casos de personas que después de la toma presentan problemas psicológicos tales como esquizofrenia y depresión. El yagé también es considero como una sustancia adictiva: “Su efecto 30 veces mayor al producido por la dietilamida de ácido lisérgico (LSD Lucy in the Sky with Diamonds, por el título de una canción de The Beatles), droga sintética producida por el hombre, que sobreestímula el sistema nervioso central. Esto significa que crea tolerancia, dependencia, y se investiga que también esté ligada con el síndrome de abstinencia que genera deterioro físico y psíquico”1. Y si a esto le sumamos el hecho de que al yagé se le pueden agregar otro tipo de sustancias alucinógenas con el fin de generar adicción en los tomadores. Resulta evidente que de esta forma esta practica si representa un gran riesgo para la salud de las personas. En Colombia se han presentado casos de personas que se encuentran en rehabilitación por consumo de yagé y otros muchos casos de personas con problemas mentales producidos por las experiencias vividas durante el trance del yagé.

Con lo anterior solo pretendo advertir al lector acerca de las consecuencias que puede tener el mal uso de esta bebida. El yagé ha ayudado a muchas personas en la solución de diferentes tipos de problemas, mostrándoles un estilo de vida alternativo y más sano, como un ejemplo de lo anterior podemos tomar el caso del estrés causado por la agitada vida citadina. Por último considero que la solución al problema que se ha venido presentando con el consumo del yagé en las ciudades no es evitar su consumo o conocimiento. Debemos conocer y compartir este tipo de prácticas, pero hay que hacerlo con respeto y conciencia de lo que estamos haciendo. “Ver el Yagé más allá de lo catártico es el principio de una verdadera sociedad pluricultural, constructora de verdaderas subjetividades.”


1. Ángela María Parra Bastidas-FUNLAM